La reina Cristina de Suecia (1626-1689) odiaba tanto a las pulgas que mandó construir un cañón en miniatura de menos de quince centímetros de longitud que armó con diminutas balas. Con él disparaba inmisericorde a cuanta pulga se pusiera a su alcance. En la actualidad, este diminuto cañón se guarda en el arsenal de Estocolmo.
Enlace: Real Arsenal de Estocolmo
Fuente: El libro de los hechos insólitos
Claro... se fueron a lo fácil. Lo suyo es que hubieran entrenado a todo un ejército de qué se yo... chinches o garrapatas, por ejemplo, así estaban en igualdad de condiciones, al menos.
ResponderEliminarQué gente más loca...
Saludos!
de ahi vendra el dicho de que no se puede matar moscas a cañonazos, no
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