El otro día me quedé de piedra cuando llegue al siguiente titular del periódico: “Asesinato en Leganés. Un hombre de 84 años ha sido detenido por matar a otro de 94 en un geriátrico de la localidad madrileña.” Empecé a pensar en las distintas razones que podría tener el asesino para matar a su compañero de residencia: quizás le robaba el mando de la televisión o compartían habitación y roncaba mientras dormía o se disputaban el amor de alguna octogenaria damisela o simplemente el anciano sufría algún trastorno mental y no sabía lo que hacía. Sea lo que fuese, parece que ni siquiera en la última fase de nuestras vidas, cuando ya se supone que debemos descansar y esperar estoicamente la muerte, ni siquiera en esos momentos estamos libres de la violencia y de la agresividad humana.
Alguna que otra vez pienso que llegado ese momento, si llega, en el que ya no te puedes valer por ti mismo y en el que, tengamos familia o no, muchos de nosotros tendremos que dar el paso de ingresar voluntariamente en un geriátrico (me suena bastante mejor la palabra Residencia).
Diana Athill, es una famosa editora y novelista británica que a sus 93 años, aun sigue escribiendo artículos para el periódico ‘The Guardian’ y en uno de sus artículos más recientes explicaba cómo tuvo que tomar la decisión de mudarse a una residencia y tener que dejar su casa, sus cosas, sus libros, etc. Debe ser un momento terrible en el que conscientemente renuncias a todo para mudarte a un lugar del que ya no vas a salir nunca más. Sin embargo esta mujer se sentía segura y a salvo habiendo tomado la decisión, sabía que si se ponía enferma cuidarían de ella y también tendría la compañía de otras personas que estaban en su situación. Cuando llega el momento ya no queda más remedio que aceptar nuestro destino con sabiduría y esperar a que la muerte nos reclame, debemos llevarlo con dignidad e intentar pasar por la etapa con el mayor animo y sentido del humor posible ya que total no hay nada mas por lo que luchar.
Como el asesino de la noticia, siempre hay personas que incluso en los momentos en los que ya no tienen nada que perder o ganar más que el morir con dignidad siguen causando infelicidad a ellos mismos y a quien los rodea.
En fin, esperemos que cada uno de nosotros sepamos asumir el curso natural de la vida y jugar unas buenas partidas de mus con los compañeros llegado el momento.
Alejandra de Francisco Díez
Que razón tienes, pero como dice el refrán: "la cabra siempre tira al monte".
ResponderEliminarPoco a poco espero que las residencias se adecúen más a las necesidades de la gente mayor. Que introduzcan nuevas técnicas para cuidar tanto cuerpo y alma, tan importante en esta etapa de la vida como en cualquier otra.
ResponderEliminarNo me gusta ver sufrir a la gente mayor. Hay que cuidarlos , tratarlos bien y respetarlos. En otras culturas como en Japón o los indios Americanos y tribus africanas, todavía veneran a la gente mayor, considerados gurus y fuente de sabiduría. No sé en qué momento de nuestra evolución eso empezó a cambiar en la sociedad occidental.
Con la misma, espero que a nosotros también nos cuiden y respeten cuando seamos mayores. Aunque eso va en los valores de cada sociedad. Es una de las razones por las que los japoneses son más longevos.
Silvia
No hagas lo que no quieras recibir.... que todos o casi todos llegaremos allí.
ResponderEliminarsi,exacto
ResponderEliminary trata a los demás como desearías ser tratado
Alejandra, a esto se puede contestar: hay algunos que a la vejez viruela y otros...no pidamos peras al Olmo
ResponderEliminarYo conozco alguna que la meten en una residencia y acaba con tod@s en cuestión de días
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