domingo, 27 de junio de 2010

Controlar los pensamientos

Si algo nos distingue de los animales es nuestra capacidad más desarrollada de pensamiento. Esta habilidad nos permite, desde las épocas más remotas de la existencia humana, ser seres inteligentes capaces de crear e innovar en el mundo, por lo tanto el ser capaces de pensar es una cualidad primordialmente positiva. El problema radica cuando los pensamientos se vuelven nuestros peores enemigos y no nos permiten vivir la vida de manera sana y equilibrada. Nos abordan noche y día, nos torturan si son negativos y nos hacen vivir una realidad ficticia si son positivos. En realidad siempre están encadenados a un pasado que no se puede cambiar o a un futuro incierto por lo que si permitimos que nos invadan les otorgamos el poder de manipular nuestras mentes a su antojo.

El control sobre los pensamientos es la etapa final de iluminación del ser humano. Tras pasar por la etapa de supervivencia y la satisfacción de las necesidades básicas el siguiente paso es controlar la mente para poder aceptar los acontecimientos que nos van ocurriendo todos los días, sean buenos o malos y para aprender a no juzgar las situaciones ni compararlas con los recuerdos de pasado ni con los miedos del futuro. Parece tarea fácil pero no lo es en absoluto. Quedarse solo, en silencio y sin pensar en nada..la mayoría de la gente no aguantamos ni un minuto sin que de repente un pensamiento haya ocupado la mente y ya no seamos capaces de controlarla.

Controlar la mente es igual a bienestar, ya que si controlamos los pensamientos somos capaces de elegir lo que nos puede afectar o no ante una determinada situación, deshacernos de los dramas y por lo tanto encontrar alivio y tranquilidad, en resumen Felicidad.

Existen diversas prácticas para controlar los pensamientos pero la que yo personalmente encuentro más efectiva es el ejercicio de tumbarse en el suelo boca arriba, sobre una alfombra por ejemplo, y comenzar a respirar conscientemente, inspirando y expirando, concentrándome en sentir la respiración y en el proceso de como entra el oxigeno, invade los pulmones, los expande y finalmente se expulsa por la nariz. También ayuda escuchar todos los sonidos, incluso los que se oyen a lo lejos, si se es afortunado se puede escuchar el trinar de los pájaros y la quietud y si no el ruido del tráfico también da resultado, e incorporarlos al ejercicio de relajación. Tras unos minutos respirando empezamos a sentir calma, quietud y alivio. Esta práctica la podemos trasladar a otras actividades cotidianas como por ejemplo caminar, conducir, limpiar, lavar los platos, cocinar etc. Mientras desempeñamos las actividades nos concentramos en la respiración y lentamente mientras respiramos, nos centramos únicamente en aquello que estamos haciendo, sin pensar en lo que se tiene que hacer después o en cualquier otro problema que tengamos. El resultado es impresionante, se siente la tranquilidad y el control sobre lo que hacemos. Solo hay que practicarlo todos los días!

Lecturas recomendadas:

“ El poder del Ahora” de Etkhart Tolle

“ El milagro de Mindfulness” de Thich Nhat Hanh


Alejandra De Francisco Díez
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1 comentario:

  1. si, yo he probado a alejar los pensamientos que me vienen a la cabeza cada maniana cuando voy en tren y a veces lo consigo a veces no. Pero ayuda mucho el fijarte y escuchar tu entorno, ese que cuando estas estresado o vas deprisa pensando en lo que tienes que hacer, pasa desapercibido.
    El fundamento de la meditacion es ese, no? Hacer relajacion de mente, solo 10 minutos al día, he oído, es algo importantisimo para nuestra salud.
    Gracias por tu articulo,
    Patri

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