Cuando hablamos de cambio climático de origen antropogénico nos referimos a cambios en el clima inducidos por el hombre, principalmente desde que se inicio la revolución industrial aproximadamente hacia el 1850. Sin embargo ya antes de la aparición de la agricultura nuestra presencia en el planeta ya se hacía notar.
Nuevos estudios revelan que hace unos 14,000 años los antiguos cazadores de Siberia y Estrecho de Bering ya contribuyeron al calentamiento global. Algún tiempo después del punto álgido de la última glaciación la población de mamuts comenzó a declinar debido a la caza de nuestros ancestros y a cambios naturales relacionados con el clima. La escasa población de herbívoros que siguió a la extinción de mega herbívoros del Pleistoceno favoreció a la expansión de los abedules. Ya que los mamuts, como otros grandes herbívoros, mantenían el bosque alejado de manera similar a como ahora hacen los elefantes en la sabana, arrancando arbustos y abonando el prado con nutrientes de su estiércol. Al disminuir los mamuts los bosques boreales de abedules se expandieron. Y esto tuvo un efecto retro-alimentador (o ‘feedback’) en el medioambiente ya que su cobertura vegetal absorbía más radiación solar con lo cual calentaban el planeta, que a su vez facilitaba el crecimiento de abedules, pinos y otras especies además de transformar el pasto típico de climas gélidos del que se alimentaba el mamut. Seguir leyendo....
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